Los verdaderos Reyes del Cosmos



En una galaxia distante, donde las estrellas se tejían como un manto infinito, existía un planeta llamado Magoi,  hogar de una raza alienígena avanzada que había dedicado milenios a la exploración del universo en busca de inteligencia, equilibrio y esperanza, estos seres, conocidos como los Reyes Magos Cósmicos, eran tres viajeros: Melchor, Gaspar y Baltasar, sus nombres traducidos a las lenguas terrícolas, cada uno poseía un don único que lo conectaba con los secretos más profundos. del cosmos.


Melchor: El Guardián de la Sabiduría


Melchor era un ser de luz líquida, su forma podía descomponerse en millones de partículas luminosas para viajar a la velocidad de la conciencia, portaba un cristal dorado capaz de decodificar el conocimiento de cualquier civilización, su misión era ofrecer sabiduría a quienes estuvieran preparados para recibirla. . .


Gaspar: El Maestro de la Energía


Gaspar tenía la habilidad de manipular las frecuencias del universo, era un ser hecho de pura energía, capaz de transformar las ondas en materia y viceversa, su regalo era un recipiente con esencia de antimateria, un fragmento del inicio del universo, representaba la transformación y el cambio.


Baltasar: El Sembrador de Vida


Baltasar era un ser biomecánico que respiraba vida en cada paso, su cuerpo portaba los secretos de la bioingeniería estelar, y viajaba con semillas cósmicas capaces de germinar en cualquier ambiente, transformando mundos estériles en jardines vibrantes, su regalo era un polen plateado que podía revitalizar. . cualquier forma de vida.


La Misión en la Tierra


Los Reyes Magos Cósmicos habían recibido un mensaje encriptado a través de las ondas gravitacionales, en un rincón del universo, un planeta azul llamado Tierra albergaba una esperanza: un nacido bajo una estrella peculiar, cuya energía no provenía del niño sistema solar, sino del núcleo. . mismo del universo, este niño tenía la capacidad de unir lo divino con lo humano, un puente entre la materia y el espíritu.


Guiados por la estrella, descendieron a la Tierra en un desierto cerca de Belén, adoptaron formas humanas para no ser temidos y siguieron la energía emanada por el recién nacido.


El encuentro


En el humilde pesebre, los alienígenas se acercaron con reverencia. María y José los miraban sin comprender del todo, pero algo en su corazón les dijo que estos seres no eran de este mundo.


  Melchor colocó el cristal dorado cerca del niño. - Este regalo no es para él, sino para la humanidad, su luz guiará a quienes busquen la verdad en los siglos por venir.


    Gaspar dejó el recipiente con antimateria, - En sus manos estará el poder de cambiar lo que es y lo que será, pero deberá elegir con sabiduría.


   Baltasar esparció el polen sobre el niño, - Donde él camine, la vida florecerá, pero también aprenderá que para renacer, primero se debe morir.


Los padres no entendieron las palabras, pero sintieron una paz que jamás habían conocido.


La Partida


Los Reyes Magos Cósmicos se marcharon antes del amanecer, dejando a la Tierra el mayor regalo de todos: la promesa de que, aunque los humanos cayeran en la oscuridad, siempre habría esperanza. 


Desde entonces, su historia se distorsionó en la tradición, y los hombres hablaron de oro, incienso y mirra, sin saber que esos eran solo símbolos para encubrir la verdadera naturaleza de los Reyes del Cosmos.


Cada año, el 6 de enero, en los cielos de la Tierra, los tres alienígenas observan desde su nave nodriza, esperando el día en que la humanidad despierte al conocimiento que dejaron sembrado.


Epílogo


En los días modernos, algunos astrónomos y ufólogos han captado destellos inexplicables en el firmamento la noche de Reyes. Aunque muchos ríen, otros sospechan que quizás los Magos del Cosmos nunca se fueron, y que siguen velando por el destino de la Tierra, guardando el momento de regresar.


MARCIANO DOVALINA

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