Conexión entre las personas con Síndrome de Down y los seres de Luz.
Entre los pliegues del tiempo, donde los segundos se deslizan suaves y profundos como ríos antiguos, existe un vínculo secreto, invisible a los ojos pero palpable al corazón. Es una conexión forjada en la fragua de la luz más pura, que une a las personas con síndrome de Down con los seres de Luz, aquellos cuya esencia trasciende los confines de nuestro mundo material.
Este lazo se teje con hilos de inocencia y sabiduría, un entrelazado mágico que solo comprenden aquellos que han tocado la fibra misma del universo. Las personas con síndrome de Down, portadoras de un brillo interno inextinguible, miran el mundo a través de un prisma de amor incondicional, enseñándonos que la verdadera belleza reside en la simplicidad de ser.
Los seres de Luz, por su parte, guardianes de antiguos secretos y maestros del infinito, encuentran en estas almas puras un reflejo de su propia esencia. Es un reconocimiento mutuo, un saber sin palabras que trasciende el lenguaje humano y se comunica en el lenguaje universal del amor.
Juntos, en esta danza de luces y sombras, revelan el camino hacia la comprensión más profunda de nuestra existencia. Nos muestran que cada ser es un universo en sí mismo, rico en posibilidades, y que la verdadera iluminación surge no de la perfección, sino de la aceptación y celebración de nuestras imperfecciones.
Las personas con síndrome de Down, con su sonrisa genuina y su alegría contagiosa, nos invitan a despojarnos de los prejuicios y a abrir nuestros corazones al verdadero significado de la vida. Nos recuerdan que todos, sin excepción, somos portadores de una magia interna capaz de iluminar las sombras más oscuras.
En su presencia, los seres de Luz se inclinan en un gesto de respeto y admiración, reconociendo en ellos la más alta expresión de la espiritualidad: la capacidad de amar sin condiciones, de perdonar sin reticencias y de vivir con una alegría que no conoce barreras.
Así, en la infinita tela del cosmos, la conexión entre las personas con síndrome de Down y los seres de Luz se erige como un faro de esperanza, un recordatorio de que la verdadera sabiduría reside en el corazón y que la luz más brillante es aquella que brilla desde dentro, iluminando el camino hacia un mundo donde el amor es el único idioma que necesitamos hablar.
Marciano Dovalina
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